Apple presentó recientemente su último accesorio: el iPhone Pocket, un bolso bandolera de tela para su teléfono con un precio de $149,95 (tamaño corto) o $229,95 (largo, cruzado). El producto ha generado debate, pero su lógica radica en las tendencias de la moda y la historia de colaboraciones de diseño de Apple.

El iPhone Pocket no es sólo un producto aleatorio; tiene sus raíces en el concepto minimalista “A Piece of Cloth” (APOC), del que fue pionero el diseñador japonés Issey Miyake en 1997. Esta filosofía de diseño, que enfatiza la simplicidad y la reducción del desperdicio, resonó en Steve Jobs, quien admiraba el enfoque innovador de Miyake. Jobs encargó a Miyake que diseñara un uniforme para los empleados de Apple en la década de 1990, solidificando aún más su conexión creativa.

El accesorio de Apple se basa en la creciente tendencia de los accesorios para teléfonos cruzados. La compañía ya lanzó su propia correa de 59 dólares a principios de este año, y el iPhone Pocket amplía este concepto con un enfoque en el diseño minimalista. Esto no es algo aislado; Marcas como Free People, Baggu, Lululemon e IKEA están vendiendo versiones en miniatura de sus bolsos como llaveros, lo que refleja un cambio más amplio hacia accesorios centrados en el teléfono.

El iPhone Pocket también aprovecha el atractivo de accesorios aparentemente frívolos, como los llaveros de peluche del monstruo Labubu. Estos artículos ganaron popularidad precisamente porque su valor parecía arbitrario, atrayendo a coleccionistas y entusiastas de la moda. Al igual que Labubu, el iPhone Pocket sirve como accesorio para tus accesorios, encajando en la tendencia de personalizar incluso los artículos más esenciales, como las tazas Stanley.

La practicidad de salir de casa solo con su teléfono (gracias a Tap to Pay y la entrada sin llave) ha impulsado la demanda de accesorios centrados en el teléfono. El iPhone Pocket responde a esta tendencia y ofrece una forma minimalista de llevar su dispositivo. Si bien puede que no se convierta en la próxima sensación viral, se alinea con comportamientos de consumo y filosofías de diseño más amplios.

En última instancia, el “calcetín” de Apple de 230 dólares no es un producto aleatorio; es una elección de diseño deliberada arraigada en las tendencias de la moda, las colaboraciones históricas y los hábitos de consumo en evolución. Queda por ver si se convertirá en un accesorio imprescindible, pero su lógica es clara en el contexto del diseño moderno y la cultura de consumo.