Las recientes revelaciones del reality show de la familia Kardashian, que ha documentado abiertamente todo, desde matrimonios hasta emergencias médicas, han dado un nuevo giro: se informa que Kim Kardashian tiene diferencias estructurales observables en su cerebro, como lo resalta un escaneo realizado con el famoso psicólogo Dr. Daniel Amen. El escáner indicó “baja actividad” y posibles “agujeros” en su lóbulo frontal, posiblemente relacionados con el estrés crónico, mientras se prepara para otro intento en el examen del Colegio de Abogados de California.
Esta divulgación ha provocado una especulación desenfrenada en línea, y muchos sugieren que Kardashian está preparando el escenario para una futura asociación con empresas de interfaz cerebro-computadora (BCI) como Neuralink de Elon Musk. Los usuarios de X (anteriormente Twitter) teorizan que el escáner cerebral es una implementación cuidadosamente orquestada para implantes neuronales, productos de mejora cognitiva o incluso una demostración completa de la tecnología BCI. Un usuario afirmó sin rodeos: “Kim Kardashian está a punto de intentar vendernos chips cerebrales”.
El auge de las interfaces cerebro-computadora
El momento de esta divulgación coincide con los rápidos avances en la tecnología BCI. Neuralink, fundada por Musk, ya ha realizado pruebas en humanos, afirmando haber implantado con éxito un chip y desarrollado “herramientas de telepatía consensuales” y dispositivos de restauración de la visión. Otras empresas como Synchron y Blackrock Neurotech también están impulsando investigaciones similares, aunque persisten obstáculos regulatorios.
El escepticismo del público surge del historial de Kardashian de promover productos de bienestar cuestionables y tratamientos médicos no aprobados. Algunos especulan que el escáner cerebral es una narrativa fabricada para acelerar la adopción de BCI, aprovechando la influencia de Kardashian para normalizar la tecnología neuronal invasiva.
Teorías alternativas: COVID prolongado y proyectos de vanidad multimillonaria
Más allá del ángulo BCI, algunos usuarios proponen explicaciones alternativas. Una teoría sugiere que las anomalías cerebrales pueden ser un efecto secundario no reconocido de una COVID prolongada, lo que llevó a Kardashian a buscar soluciones experimentales en lugar de invertir en investigaciones científicas establecidas. Otros critican la idea como otro “proyecto de vanidad multimillonaria”, que exige una inversión genuina en ciencia médica en lugar de trucos de alto perfil.
El incidente plantea preguntas más amplias sobre el futuro de la mejora del cerebro, el papel de las celebridades en la adopción de tecnología y los riesgos potenciales de las interfaces neuronales no reguladas. Ya sea un movimiento de marketing calculado o un problema de salud genuino, el escáner cerebral de Kardashian ha puesto el tema de la neurotecnología en el centro de atención, alimentando tanto entusiasmo como inquietud.
Las implicaciones a largo plazo siguen sin estar claras, pero una cosa es segura: la línea entre el espectáculo de las celebridades y la ciencia de vanguardia se está volviendo cada vez más borrosa.




























